Han pasado más de cien años y cada día sigue asombrando como el primero. La era de las computadoras ha traído de la mano avances asombrosos en el área del diseño, pero la obra de este artista no deja de ser referencial para todos. ¿Un innovador? ¿genio creativo? ,sí, todo ello y más aún. Hablamos de Alfons Maria Mucha (24 de julio de 1860 - 14 de julio de 1939) pintor y artista decorativo checo, ampliamente reconocido por ser uno de los máximos exponentes del Art Nouveau. Mucha fue una de las personalidades artísticas más polifacéticas de fines del siglo XIX y principios del XX. No solo fue pintor y dibujante; también se ocupó de la escultura, del arte útil o aplicado a la industria, del diseño de joyas y de diversos proyectos de arquitectura interior. El estilo “Mucha” adquirió un carácter paradigmático para toda una generación de artistas de tal manera que fue por algún tiempo sinónimo de Art nouveau y modernismo.
Aunque de origen moravo, Mucha obtuvo sus más grandes éxitos en Paris retratando el cambio de siglo y de filosofía de vida del Fin de Siècle y de la Belle Époque.
Mucha se vio colmado de pedidos como el del pabellón de Bosnia y Herzegovina para la Exposición Universal de Paris, el diseño de diversos carteles para teatros y exposiciones y anuncios publicitarios para perfumes, cigarrillos y golosinas.
Su carrera se desarrolló desde 1879 cuando se mudó a Viena para trabajar con una compañía vienesa de diseño teatral logrando informalmente completar su educación artística. Cuando en 1881 un incendio destruyó el negocio de sus empleadores, regresó a Moravia, trabajando de manera independiente, haciendo pinturas decorativas y retra tos. El Conde Kart Khuen de Mikulov lo contrató para decorar con murales el Castillo de Hrusovany Emmahof, y quedó tan gratamente impresionado que acordó apadrinar el aprendizaje formal de Mucha en la Academia de Bellas Artes de Múnich.
Más tarde en 1887, Mucha se mudó a París y continuó sus estudios en la Académie Julian y en la Académie Colarossi, produciendo al mismo tiempo ilustraciones para revistas y publicidad. Su salto a la fama lo logró con su primer cartel litográfico para la actriz Sarah Bernhardt y su Théâtre de la Renaissance, el cartel anunciaba la obra Gismonda de Victorien Sardou, apareció en los primeros días de enero de 1895 en los muros de París, y causó una auténtica sensación. Sarah Bernhardt ofreció inmediatamente a Mucha un contrato de exclusividad por seis años. Los carteles realizados para ella contribuyeron a difundir la fama de la actriz más allá de las fronteras de Francia. Hasta 1901, Mucha no solo fue responsable de los carteles publicitarios, sino también de las escenografías y los vestuarios del Théâtre de la Renaissance. Fue esta obra, con su estilo exuberante y estilizado, lo que le dio tanto fama como numerosas comisiones.
Mucha ya había creado un estilo que representaba una lograda combinación y acabada síntesis de elementos estilísticos provenientes de diversas épocas y el carácter plano del Art nouveau contemporáneo. Había crecido en un entorno de profunda raigambre católica y desde su niñez le habían fascinado los utensilios del culto, así como los ritos y ceremonias religiosas. No solo la postura y vestimenta de algunas de sus figuras recuerdan las imágenes barrocas y neogóticas de santos medievales, los detalles ornamentales, como el siempre reiterado círculo o aura rodeando las cabezas, las superficies de mosaicos o los símbolos de la cruz, provienen evidentemente del arte sacro. Esto se fue mesclando con el influjo del arte de Asia oriental redescubierto a fines del siglo XIX, sumémosle la influencia del grabado japonés y los estrechos contactos que mantuvo con grupos simbolistas y afines, como los masones y tendremos el caldo de cultivo propicio para el arte de Mucha. Sin embargo, en sus propias obras las alegorías y motivos de inspiración simbólica eran sólo con fines decorativos. Mucha también sacó provecho del particular momento que le tocó vivir. El arte del cartel experimentó una época de florecimiento gracias a las obras de Toulouse-Lautrec, Eugène Grasset y Jules Chéret.. tomándose como una democratización del arte, ya que las calles eran consideradas como galerías de arte públicas.
Luego del tremendo éxito de los carteles realizados para Sarah Bernhardt, la imprenta Champenois de Paris comenzó a editar los llamados “panneaux décoratifs”, realizados con papel grueso y seda, que eran enmarcados como cuadros o empleados para decorar biombos, según una moda imperante en aquella época. En general se trataba de series de cuatro cuadros, impresos en grandes tiradas y que alcanzaban gran difusión. Algunos motivos se usaron en tarjetas postales artísticas que lograron incrementar la popularidad de las composiciones. Con el tiempo Mucha aceptaba encargos por motivos puramente financieros y hacía concesiones a los deseos de los clientes. Finalmente se produjo un enrarecimiento de su inventiva artística, que se manifiesta en los innumerables menús de restaurantes, viñetas publicitarias y hojas de calendario, sin olvidar el empleo de sus motivos en objetos de materiales ordinarios, como escudillas de chapa repujada.
Un buen día lo contactó el joyero parisino Georges Fouquet, que había observado los diseños de joyería con que Mucha decoraba sus bellas ninfas de cartelera. La colaboración entre el joyero y el artista comenzó probablemente en 1898. Los diseños eran desacostumbrados y reproducidos con gran lujo de detalles, también en sus materiales. Fouquet presentó una colección de estas joyas en la Exposición Universal de Paris en 1900. El vínculo entre Mucha y Fouquet engendró otra llamativa obra: la fachada y la decoración interior del negocio de joyería. La Boutique Fouquet es considerada la “obra de arte total” lograda por Mucha. Lamentablemente en 1923 Fouquet decidió remodelar el establecimiento y solo algunas piezas de mobiliario fueron preservadas por el Musée Carnavalet de Paris.
En 1902 se publicó la obra Documents décoratifs de Mucha, una carpeta que es una demostración de su inagotable inventiva. La obra abarca desde nuevos tipos de escritura hasta minuciosos estudios de plantas, pasando por diseños para objetos decorativos de uso diario, como ser muebles, cubiertos, vajilla, etc. La obra parece un manual dedicado al modernismo.
En el año 1910 Mucha regreso definitivamente a su patria. Inmediatamente comenzó los murales de la Sala de los Próceres en el ayuntamiento de Praga. Le dedicó a esta obra todo su entusiasmo patriótico y plasmó sus ideales en la representación de la mitología eslava. Todo lo que había soñado en su juventud. En un reciente viaje había conocido en Estados Unidos al rico industrial Charles Richard Crane quien financió esta obra compuesta de veinte lienzos monumentales. En ella el artista reflejó con gran énfasis idealista la vida de los Checos. Al entregar la obra a la ciudad de Praga en 1928, debió sufrir la más cruel desilusión: el estilo y el modo de representación fue tachado de academicismo retrógrado, mientras que el tema fue considerado como un brote de nacionalismo ya superado por la historia.
Después de varios decenios de permanecer olvidado por todos, Mucha fue redescubierto junto con el arte de principios del siglo XX. Fue cuando el llamado “arte útil” fue revalorizado por la simple razón de tener las mismas exigencias y método que el llamado “arte libre”.
Para muchos de nosotros Mucha seguirá siendo el creador de obras inolvidables. Dueño de un estilo que lo identifica por si solo. Es que observando una obra de Art Nouveau, sólo nos viene a la mente un nombre: Alfons Maria Mucha
Te dejo un enlace a una página hispana que ha condensado muy bien una gran catidad de obras de este artista. Su nombre "Arte y Artistas - La Pinacoteca de Ninona". Que lo disfrutes. Chau.
Fuente: extractos de Alfons Mucha- Artista del Art Nouveau de editorial Taschen
Diversos artículos disponibles en la WWW
Señores: Fue Mucha adornó la habitación increíble la Divina Sarah Bernhardt? usted tiene la fotografía? Grateful. Jorge Eduardo da García, São Paulo, Brasil.
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